Al blanco y negro de mi vida…
Sabia que no llegaríamos muy lejos, no podía decir que no la conocía porque alguna vez tuvimos algo, definitivamente estuve enamorado de ella, a pesar de su paranoia y desquiciada personalidad era una mujer inteligente y feroz, con una sonrisa endiablada y las mejores piernas que he visto en mi vida.
Para esas alturas quedaba poca gasolina y el hedor a muerte se hacía intenso, nos pisaban los talones muy de cerca, sabía que ya nada nos iba a salvar y lo mejor que se me ocurrió fue poner música de Malher y permanecer en silencio.Tras un par de horas de carretera se presentaba mi mejor pretexto para llevarla a un motel , refugiarnos hasta que la noche cayera y pudiéramos huir.
Paramos por el Kilómetro 35 muy cerca de Hermosillo, el motel estaba lleno y tuvimos que esperar unos 45min a que limpiaran y perfumaran la habitación, me distraje pensativo viendo como ella aniquilaba uno a uno los tabacos de la cajetilla,
Su mirada decía todo, el pavor que sentía de saber que su destino estaba echado tras haber cometido tan grave error, lo único que quedaba era esperar a que las consecuencias la alcanzaran y debería pensar “nos alcanzaran”,aunque yo ya estaba mas allá del bien y del mal cuando todo eso pasó .
Nos indicaron el número de habitación donde debíamos estacionar el auto, cerramos la cortina y entramos al cuarto , tenía ese olor a limpieza intensa o por lo menos ese olor que te hace creer en la asepsia del lugar, se echo de inmediato en la cama con los ojos bien abiertos mirando al techo , nuestro pasatiempo favorito, solíamos mirar al techo durante horas viendo pasar el tiempo en mi departamento después de hacer el amor.
Decidió tomar un baño para ver si podía descansar unos instantes antes de partir, me invitó a hacer lo mismo, no pude rehusarme fue como si hubiera sido la primera vez que nos conocimos , hicimos el amor sin parar ni una sola vez durante mas de dos horas, nuestros olores se volvieron uno y por unos instantes nuestras almas estuvieron conectadas, una vez mas el sexo nos redimía, nos purificaba,
Deje que durmiera unos segundos antes de partir, salí del cuarto para hacer un par de llamadas y comprar algo de beber , antes de irme me dio un beso y su rostro sonrió como si todavía sintiera algo por mí, me desabotoné el saco y la cubrí con él.
Esperé media hora antes de regresar, para que Félix cumpliera con su chamba, me lo topé en la entrada del motel.
¡Todo bien Félix!
¡Todo bien jefe no hubo problema!
Encendí el auto y salí del lugar.
Ernesto Rivera Planter
Thursday, August 30, 2007
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