Fue un 27 de Septiembre de 1968 cuando salio la primera edición del mustang convertible color rojo, con nueva forma en el chasis , recuerdo que mi papá nos llevo a varias agencias para ver cual auto era el que quería toda la familia pero en realidad el ya sabía cual iba a comprar,no era difícil adivinar, el mustang , lo sabía desde que recortó una pequeña foto del nuevo modelo de una revista.
Eramos tres hermanos, Paco de 9 años en primero de secundaria , Héctor de 19 años el mas grande, estudiante de medicina de la UNAM y yo de 13 que acababa el tercer año de secundaria.
Cuando mi papá compró el mustang para “toda la familia”, el mundo cambió,él era más feliz y si él era feliz nosotros también debíamos ser felices, aunque se comportase como dictador cada vez que subíamos a su auto, me parecía que lo quería más que a todos nosotros, incluyendo a mamá.
- Haber... aquí nada de subirse con comida.
- -Niños no se puede subir los pies , si no me voy a enojar y les voy a dar una tunda
- Chingaa Hector ya te dije que aquí arriba no se fuma
- Oye mi amor ten cuidado no lo vayas a rayar
- A poco no se ve chulo cuando el sol le pega, si hasta parece de postal.
Eso era todos los días al llevarnos a la escuela o los fines de semana al pasear por el centro.Mi Padre utilizaba su auto además de para presumir con sus compañeros de trabajo para pasear secretarias y jugar carreritas en los altos como un niño.
Mi mamá aseguraba que muy pronto se iba a mudar con todas sus cosas a vivir al auto y que ya no tenían relaciones porque ella sospechaba que las tenía con el coche.
Pero el 2 de Octubre fue diferente, mi hermano Héctor aprovecho que mi papá había salido con un amigo y había dejado el mustang , encontró las llaves y me dijo
-No le vayas a decir al viejo ...chaparro, no me tardo al rato vuelvo.
Mi padre volvió furioso a casa, mi mamá ya le había hablado y le dijo que ni Héctor ni su auto estaban.
-Nada mas deja que venga ese cabrón y le voy a dar una que jamás se le va a olvidar y si le paso algo al auto lo voy a matar te lo juro.
Mis padres estuvieron hasta las 5 de la mañana esperando que mi hermano volviera,pero eso jamás sucedió.
Jamás lo volví a ver solo me acuerdo de su playera roja con una leyenda que decía “hasta la victoria siempre” y su sonrisa al tomar las llaves del auto.
Ernesto Rivera Planter
Thursday, October 2, 2008
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